Muchos pensadores que aceptan la existencia de Dios se plantean el problema de la teodicea: ¿Cómo puede Dios, siendo infinitamente bueno y todopoderoso, permitir la existencia del mal?.
Así pues, o no es realmente bueno, o bien desearía erradicarlo del mundo pero no puede.
Estos son algunos de los argumentos que se han sostenido acerca de esta cuestión:
-El mal es necesario para obtener un bien superior: Según Leibniz, el mundo en el que vivimos es el mejor de los mundos posibles, pero no se puede conseguir este óptimo si no es a costa de males menores. Por ejemplo, para poder elegir la carrera que te gusta (el bien) debes sacrificarte estudiando (el mal menor).
-El problema del mal es solo aparente, fruto de las limitaciones del entendimiento humano: Para los estoicos, los males son únicamente males para nosotros, porque nuestro entendimiento no llega a comprender que ese mal aparente es, en realidad, un bien para el Todo.
-El mal es un producto de la acción humana: Y con el mal aquí nos referimos al mal moral. Según San Agustín, Dios nos ha dado libre albedrío, es decir, la libertad para escoger y actuar, aunque ello implique la capacidad de ir en contra de Dios mismo y de hacer el mal. Para san Agustín, el mal es un uso indebido de la libertad que Dios nos ha concedido.
-El mal es consecuencia de la imperfección del mundo: Para los neoplatónicos, el mundo es imperfecto porque está construido por materia, que es el tipo de realidad que está más alejado de la divinidad. En la imperfección de la materia radica el origen del mal.